Y tu ¿Te aceptas como eres?

La palabra Dismorfia, procede del griego dys (dificultad) y morphe (forma), y se refiere a la distorsión en la percepción del propio cuerpo, siendo una característica común que las personas con dismorfia que son atractivas y delgadas, se vean a sí mismas como obesas, feas y sin “chiste”. Este trastorno, es de índole psicológica y es producto de una baja autoestima que es alimentada de manera cotidiana con la compra de múltiples mensajes publicitarios comunes en Occidente, que promueven un falso pilar en que asentar la propia valía: el cuerpo y atractivo físico. Lo anterior es en suma peligroso, sobre todo para las y los adolescentes pues su sentido de identidad no está bien conformado y es posible inducirlos a conductas y hábitos inadecuados a través de la manipulación mediática para lograr un alza en las ventas. Pongamos un ejemplo: si tu fisonomía es del o la yucateca promedio, difícilmente parecerás un modelo europeo, y no por ello, vales menos, ni debes deprimirte, dejar de comer, inducirte al vómito o aislarte de la sociedad. Pero claro, si ya compraste esas ideas, te comparas continuamente con modelos, casi irreales para nuestra cultura, y no tienes la orientación profesional adecuada, enfermedades como la anorexia, bulimia, vigorexia y la aquí descrita dismorfia estarán a la orden del día.

Cada ser humano tiene una belleza particular. Sí, como lo lees, todos tenemos un estilo y rasgos únicos e irrepetibles, gracias a nuestra variación genética. Luego entonces, ¿porqué querer ser otro u otra, si puedes ser un o una mejor TU? La cuestión es que te des a la sana tarea de amarte cada vez más a ti mismo, así como eres, nutrir tu alma con experiencias, personas, lecturas y actividades positivas. Verás como tu vida cambia y mejora, al centrarte en tus talentos y fortalezas y no en lo que tú crees que son tus defectos o debilidades, que te sorprenderá por lo simple, pero: TODOS tenemos defectos y ¿sabes que distingue a una persona exitosa en la vida de otra que fracasa? Su amor por sí misma o belleza interior. La belleza exterior si importa, pero sólo si va de la mano con la que te hace un verdadero ser humano, la interior. Además lo que tienes por dentro, irremediablemente lo reflejas hacia afuera, así que manos a la obra y  a fortalecer tu autoestima para que puedas brillar con tu propia luz, esa que te dieron al nacer y que está en ti, sólo falta que la redescubras, la pulas y la desarrolles al máximo.

Trastornos como la dismorfia no conocen límites, ya que afecta tanto a hombres como a mujeres, sin distinción de clase social, raza, religión o preferencia sexual. Aunque un hecho a destacarse es que su población preferida son los adolescentes, lo que es lógico tras lo que se comentó con anterioridad, acerca de una identidad en conformación y susceptible a influencias inadecuadas. Si sospechas que podrías tener dismorfia, no lo pienses más y acude con un especialista en la materia. Estas son algunas de las preguntas que podrías hacerte, para aproximarte a un diagnóstico de dismorfia:

¿Pasas horas frente al espejo, analizando cada parte de tu cuerpo: acné, nariz, piel, celulitis, etc?

¿Te deprimes al verte, te aíslas y te gustaría operarte?

¿Te molesta cuando otros te dicen que estás delgado (a) o eres atractivo (a) porque piensas que te están mintiendo?

¿Los días pasan y tu sigues a disgusto con cómo te ves, le preguntas a muchas personas sobre tu aspecto, te gustaría ser otra persona o has pensado en dañarte a ti mismo?

¿Pasas horas en el gimnasio, o en salones de bellezas, o en centros de cirugía estética, pero nada parece tener efecto con cómo te sientes contigo mismo (a)?

Si respondiste que sí, al menos a una de las preguntas anteriores, te sugiero acudir de inmediato a un profesional, para ayudarte a elevar tu autoestima y que puedas vivir plena y felizmente, como te mereces. Nadie vino al mundo a sufrir, sino a todo lo contrario. Date la oportunidad de vivir diferente y ayúdate a encontrar tu lugar en el mundo a través de tu misión de vida y no de tu apariencia.

Y recuerda, belleza física y belleza interior, son complementarios e inseparables.

Descripción de una paciente con dismorfia:

"Por las mañanas me levanto animada. Me noto ligera y delgada. Me encanta mirarme al espejo siempre por las mañanas. Mis piernas son esbeltas y musculadas, y tengo un vientre plano y terso. Lo que mas me gusta es mi cuello, largo y delgado. Sin embargo durante el día mi cuerpo va cambiando. Cada espejo que lo refleja le añade kilos y más kilos. Mis piernas se ensanchan, se acortan, y dejan entrever la celulitis. Mis brazos engordan y se aplastan contra mi cuerpo. La carne me cae tras los codos, y mis dedos se vuelven gordos y toscos. La tripa se hincha... parece que este embarazada... y no puedo contener meterla lo máximo que me permite la respiración. La piel se estira, se cae, mis nalgas se acercan más al suelo, y pierden su firmeza. Mi hermoso cuello se transforma en una gran papada que sujeta una cara ancha, con unos grandes mofletes. El terror se apodera de mi, y no puedo evitar mirar cada espejo, cada cristal, cada sombra con la esperanza de que todo sea una pesadilla. En esos momentos odio mi cuerpo, y lo único que deseo es meterme en la cama y no salir nunca más, para que nadie pueda ver el monstruo en que me he convertido."